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¿Qué le espera a la izquierda nigeriana?

Aunque las protestas #EndBadGovernance intentaron abordar las preguntas persistentes de la era #EndSARS, el potencial de la izquierda para transformar el panorama político nigeriano sigue en duda.
En las protestas #EndBadGovernance en Nigeria (agosto-octubre de 2024), grupos de izquierda como Take It Back (TIB) y Socialist Workers League (SWL) desempeñaron papeles clave en la movilización, marcando un resurgimiento de la política socialista en medio de la represión estatal y el descontento público generalizado. Este giro de protestas espontáneas a una resistencia más estructurada, con demandas claras y liderazgo organizado, resalta los esfuerzos renovados de la izquierda para desafiar las políticas neoliberales y promover un cambio sistémico.

Las protestas #EndBadGovernance en Nigeria se llevaron a cabo del 1 al 10 de agosto de 2024, y se extendieron hasta el Día de la Independencia bajo el lema #FearlessinOctober. Estas movilizaciones reavivaron las discusiones acerca de un posible resurgimiento del movimiento socialista de izquierda en el país. Tras un largo período de aparente inactividad y un papel limitado durante las históricas protestas #EndSARS  de octubre de 2020 —evento que podría haber sido una oportunidad para que la izquierda mostrara dirección ideológica y liderazgo— las organizaciones de izquierda están ahora reafirmándose. Estas organizaciones no solo participaron de las protestas #EndBadGovernance, sino que desempeñaron un papel central en la organización y movilización de las masas.

En un clima político donde los principales partidos opositores cedieron ante la presión del gobierno, grupos como Take It Back (TIB), Socialist Workers League (SWL), Youth Rights Campaign, Democratic Socialist Movement, Socialist Labour, y  Education Rights Campaign decidieron formar parte de la disputa. Estas organizaciones y otros grupos de izquierda se posicionaron explícitamente a favor de las protestas, aumentando la visibilidad de las demandas para que el gobierno asuma responsabilidades, con el objetivo de establecer las bases para una oposición radical más estructurada. 

Durante la represión gubernamental se tomaron amplias medidas contra figuras de la izquierda en todo el país, incluida la breve detención de Kayode Ani, presidente central del colectivo Queer Union for Social and Economic Transformation (QUEST9ja). También se produjeron arrestos de activistas de TIB y detenciones durante periodos variados. Entre lxs detenidxs estaba Adeyemi Abayomi Abiodun, quien trabajaba en Iva Valley Books, sede de la organización Nigeria Labour Congress (NLC). La fuerza policial nigeriana (Nigerian Police Force, NPF) lo aprehendió en la librería, la cual habían allanado anteriormente en busca de su propietario, Drew Povey, un británico acusado por la NPF de diversas actividades criminales en Nigeria y África. El arresto de Michael Aderamoye Lenin, presidente interino de Youth Rights Campaign, junto con otrxs seis activistas por orden del Asesor de Seguridad Nacional, destacó aún más la presencia significativa de la izquierda, cuya influencia en las protestas fue tan notable como para que el estado la percibiera como una amenaza. 

La magnitud de la represión contra las organizaciones de izquierda evoca las tácticas de tipo Gestapo de la era Babangida en los años 80, cuando las autoridades no solo arrestaban a activistas, sino que también confiscaban y destruían literatura. Las redadas en librerías, la vigilancia y las detenciones de la disidencia crítica demuestran que el estado no intentó simplemente frenar el caos público, sino sofocar el movimiento ideológico emergente en el corazón de #EndBadGovernance. Para la izquierda general, este nivel de compromiso representa un punto de inflexión que contrasta significativamente con momentos anteriores, cuando la indecisión y los debates ideológicos a menudo eclipsaron la solidaridad. 

Sin embargo, la impresionante asistencia a las manifestaciones también evidenció la influencia de facciones no izquierdistas. Organizaciones como Arewa Youth Ambassadors, Arewa Consultative Forum (antes de su posterior retirada), y varios grupos comunitarios del norte movilizaron a miles de personas, lo que demuestra el gran atractivo de las protestas entro los frentes políticos más diversos. Esto se debe a las condiciones económicas generales extenuantes. Cabe destacar que algunxs miembros del movimiento autodenominado Obidient superaron el desánimo previo y se unieron en solidaridad a la comunidad de nigerianxs.

La izquierda nigeriana tiene una presencia de larga data en la escena política. En 1960, movimientos estudiantiles y juveniles de izquierda protestaron en contra de una base militar británica permanente en el país, con lo que demostraron su temprana resistencia a la influencia neocolonial. La izquierda también dejó su huella con la Huelga General de 1945, liderada por el Sindicato Nigeriano de Ferrocarrileros que exigió mejores salarios y condiciones laborales bajo el dominio colonial. A finales de la década de 1940, el movimiento Zikist —un grupo nacionalista de izquierda liderado por jóvenes— organizó protestas para exigir independencia. Algunos de sus líderes, como Raji Abdallah, enfrentaron arrestos por su política revolucionaria anticolonial. La influencia de la izquierda se hizo notar de nuevo durante la Huelga General de 1964, cuando el Comité de Acción Conjunta de los cuatro centros sindicales movilizó a lxs trabajadorxs en su lucha por salarios justos evidenciando así la creciente relevancia política de los movimientos laborales.

En la década de 1980, grupos de izquierda como la National Association of Nigerian Students (NANS) movilizaron a miles de estudiantes para protestas antiausteridad en contra del Programa de Ajuste Estructural, que impuso duras condiciones económicas a la población. La resistencia al régimen de Babangida llevó a una represión significativa del pensamiento de izquierda en todo el país. En zonas del norte, el ejército nigeriano invadió las universidades, quemaron libros marxistas y expulsaron a profesorxs de izquierda. La brutalización y el terror del régimen llevó a que la izquierda tomara un rol pasivo en el panorama político de Nigeria. Algunos grupos siguieron presionando a favor de la democracia y la transición a un gobierno civil. Sin embargo, no fue hasta después de las elecciones de junio de 1993 que construir un frente masivo y unido en contra del ejército se volvió políticamente inevitable y necesario desde un punto de vista estratégico. 

Las protestas antimilitares de 1993 a 1999, encabezadas por grupos como Campaign for Democracy (CD) y United Action for Democracy (UAD), y otros reafirmaron el compromiso de la izquierda con la democracia, contribuyendo finalmente a la caída del régimen militar. Gran parte de estos movimientos se identificaban con la izquierda por su resistencia al régimen militar y el empleo de tácticas activistas, lo que los alineó con sectores más amplios de la izquierda, como marxistas, liberales radicales, sindicalistas y socialistas democráticos.

Después de las luchas antimilitares, una parte significativa de la izquierda nigeriana se disolvió en la sociedad civil y en organizaciones no gubernamentales. El resto de la izquierda reunió fuerzas alrededor del partido político National Conscience Party (NCP), que se postuló en elecciones y actuó como oposición a principios de la década de 2000. Mucho tiempo después, en enero de 2012, el impacto de la corrupción gubernamental y la propuesta de eliminación de subsidios provocó las protestas #OccupyNigeria en las que sindicatos y grupos civiles se unieron en una lucha popular que involucró a millones de personas en todo el país. Estos ejemplos reflejan el papel persistente de los movimientos de izquierda en la conformación del panorama político de Nigeria, al presionar continuamente por los derechos laborales, las reformas democráticas y un cambio social más amplio. Lo que es más importante, demuestran que la izquierda nigeriana ha estado al frente de las voces que claman por un cambio sistemático.

El resurgimiento de la izquierda como una fuerza política activa fue gradual. Empezó con la fundación de Take It Back en 2018 y su formación partidista  African Action Congress (AAC), más tarde el mismo año. Su establecimiento y la posterior colaboración con la facción de Aminu Kano del partido Peoples Redemption Party (PRP) marcó un regreso evidente de la izquierda a la escena política convencional, con el movimiento y su ala política abogando por el socialismo y la solidaridad con la clase trabajadora.

Tomando lo aprendido de la espontaneidad que caracterizaba #EndSARS, las protestas #EndBadGovernance fueron precedidas por una activa campaña en redes sociales, en la que la ciudadana clamó por una renovada resistencia contra las políticas neoliberales del presidente Bola Tinubu. Esto difiere de #EndSARS, que surgió en gran medida como una explosión no planificada de ira pública. Aunque la brutalidad de la represión en las manifestaciones #EndSARS hizo que muchxs dudaran en volver a las calles, los esfuerzos de movilización liderados por organizaciones de izquierda marcaron una nueva era de resistencia estructurada y basada en la comunidad. Este cambio de protestas no planificadas a un enfoque más intencional y organizado tiene implicaciones profundas.

Un aspecto crucial de este cambio fue que las protestas se llevaran a cabo del 1 al 10 de agosto, similares a tácticas usadas por movimientos de izquierda en Latinoamérica, como, por ejemplo, en Chile y Colombia. No está claro si este enfoque fue modelado de manera deliberada en base a estos ejemplos o si simplemente fue el flujo natural de las circunstancias. En cualquier caso, esta preplanificación le dio a lxs organizadorxs y al estado un periodo definido para prepararse, reduciendo el riesgo de que las protestas degeneraran en descontrol. Aunque esta estrategia no eliminó la inherente tendencia del estado a la violencia, el enfoque intencional y bien considerado del movimiento demostró la visión estratégica que la izquierda revolucionaria podría aportar a las protestas a gran escala.

Más allá del rol crucial de TIB al avivarlas, las protestas #EndSARS adoptaron en gran medida una estructura horizontal sin dirgentes para evitar la cooptación. Sin embargo, esto también conllevó desafíos en la articulación de demandas unificadas y en la coordinación de acciones masivas. En cambio, la participación de la izquierda en #EndBadGovernance aportó una movilización más estructurada, que permitió un enfoque deliberado y con una base ideológica sólida. Al adoptar una lista de demandas clara de 14 puntos desde el principio, TIB ofreció un esquema para guiar a los participantes hacia metas específicas. El fundador de TIB, Omoyele Sowore, redactó y publicó esta lista. 

Si bien las demandas de los 14 puntos no fueron uniformes por completo en todos los frentes de las manifestaciones —otros grupos formularon sus propias demandas— la iniciativa mostró un claro contraste con la formulación tardía de las cinco demandas claves de #EndSARS. Estas surgieron solo después de varios días de intensificación de la contención en octubre de 2020, lo que evidencia la naturaleza espontánea del movimiento. La claridad inmediata que ofreció la lista de 14 puntos de TIB contribuyó a mantener el enfoque de la protesta, lo que permitió que lxs participantes se unieran en torno a objetivos comunes sin perjudicar el espacio para diversas perspectivas dentro del movimiento en su conjunto.

Además, la participación de la izquierda abordó un desafío arraigado profundamente en el activismo nigeriano: la desconfianza generalizada hacia dirgentes bajo presión. En las protestas #EndSARS, este miedo llevó a un rechazo de un liderazgo centralizado para evitar el oportunismo y la posible traición. En última instancia, esta decisión limitó la capacidad del movimiento para mantener el impulso. Sin embargo, durante #EndBadGovernance, lxs dirigentes de TIB desafiaron esta mentalidad al tomar un papel protagónico en las discusiones que precedieron las protestas. Se presentaron como componente del grupo de organizadores y asumieron la responsabilidad de formar un equipo legal que defendiera lxs manifestantes detenidxs.

Su trabajo no se limitó al apoyo legal. Jugaron un papel clave en el diseño y la distribución de impresos que contenían información sobre las actualizaciones de la protesta y los puntos de encuentro. Además, el grupo llevó a cabo varias conversaciones en línea utilizando Twitter Spaces para abordar y reunir opiniones sobre el estado del país y los métodos para las manifestaciones. 

Aunque la organización de la izquierda en las protestas #EndBadGovernance intentó abordar las cuestiones persistentes de la era #EndSARS y allanar el terreno para un futuro activismo político fundamentado en la claridad ideológica, el potencial de estos grupos de izquierda para la transformación del panorama político nigeriano sigue en duda. Algunxs han cuestionado el compromiso de TIB con la democracia organizacional, lo que genera dudas sobre la efectividad, la estructura y la inclusividad en sus procesos de toma de decisiones. Por ejemplo, Omoyele Sowore publicó la lista de 14 puntos en su Twitter, invitando a los observadores a comentar sobre lo que les gustaría agregar o eliminar. Lxs analistas argumentan que este método no cumple con un procedimiento deliberativo estándar típico de los movimientos sociales, por lo que podría diluir la claridad, urgencia y amplitud de apoyo para las demandas.

Además, mantener el impulso y traducir las protestas callejeras en una influencia política más amplia —y, de hecho, la lucha por el poder político— no es una tarea fácil. Siguen surgiendo dudas sobre la eficacia de las estructuras de poder dentro del movimiento. No todos los actores sociales aceptaron el liderazgo de TIB durante #EndBadGovernance. Mientras que el perfil e influencia de TIB pueden haber sido más visibles en las narrativas mediáticas y en ciertas regiones, sin lugar a duda, había áreas, sobre todo en el noreste de Nigeria, en donde su liderazgo no era tan influyente o siquiera reconocido.

Las limitaciones regionales de la presencia de TIB fueron evidentes en estados como Kano, Katsina y Borno, lo que demostró que la influencia de TIB no era ubicua. La diversidad de perspectivas también trajo prioridades y enfoques regionales variados al movimiento, complicando la narrativa general de un frente unido. Además, el rol de liderazgo de TIB se amplificó por su presencia en los medios de comunicación tradicionales y redes sociales, en donde articularon sus objetivos y se posicionaron como una voz del movimiento. No obstante, esto no siempre se tradujo en una presencia directa en el terreno en cada una de las zonas de protesta. En áreas más alejadas de los principales centros urbanos, fueron los actores locales los que a menudo guiaron la espontaneidad del movimiento antes que TIB.

También se refuerza la idea de que ni #EndSARS ni #EndBadGovernance fueron completamente espontáneos u organizados. Las protestas de #EndSARS presentaron diversas formas de liderazgo informal y descentralizado. Influencers, organizadorxs comunitarixs y organizaciones sin fines de lucro proporcionaron una estructura crucial al asumir responsabilidades relacionadas con la logística, la seguridad y el alcance mediático. Activistas locales crearon roles de liderazgo temporales para abordar desafíos inmediatos y navegar las complejidades de organizar protestas. En contraste, aunque las protestas #EndBadGovernance destacaron una presencia más visible de liderazgo organizado por grupos de izquierda en puntos clave y en las narrativas mediáticas, otros frentes conservaron un ritmo orgánico, impulsado por actores locales que respondían a sus experiencias y desafíos inmediatos.

Aun así, la política organizada de la izquierda socialista mantiene la promesa de avivar las llamas de la transformación social, política y económica en el país. La izquierda nigeriana ha demostrado históricamente un profundo compromiso con catalizar la lucha por el cambio sistemático necesario para la transformación revolucionaria del país y la emancipación de su clase obrera explotada y oprimida durante mucho tiempo. Lo que TIB, SWL y otras organizaciones aliadas buscan es encender la antorcha de este compromiso histórico. 

Ayoola Babalola es un escritor y periodista que se dedica a denunciar la corrupción política y las violaciones de los derechos humanos y a apoyar los movimientos sociales.

Foto:  Ayanfe Olarinde en Unsplash vía Africa is a Country

Available in
EnglishSpanishPortuguese (Brazil)GermanFrenchArabicItalian (Standard)
Author
Ayoola Babalola
Translators
Tomás Cure, Esther Trancón Widemann and ProZ Pro Bono
Date
17.01.2025
Source
Africa is a CountryOriginal article🔗
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