Gaza es la historia del pueblo palestino. Es una historia de desplazamiento y refugio, de encarcelamiento a manos de un ocupante extranjero. Pero, lo que es más importante, es una historia de sumud (perseverancia) y resistencia: resistencia impulsada por el amor a su pueblo, el amor a su patria y el amor a la vida y a la libertad. Desde ahora en adelante no deben permitir que sus amigxs y camaradas den la espalda a la lucha de liberación palestina. No deben permitir que flaqueen ante los acontecimientos de esta semana, ni que se conviertan en un insípido bipartidismo o en un pragmático generalismo de sillón, ni que publiquen denuncias cobardes que no hacen más que proporcionar una tapadera de izquierdas para un genocidio inminente contra el pueblo de Gaza. Y lo que es más importante, no deben permitir que pierdan de vista por qué el pueblo oprimido resiste; que no sólo es comprensible y un derecho de un pueblo ocupado, sino que también es justo y verdadero. Esperamos que este boletín ayude a orientar cómo puede ser la solidaridad basada en principios, ahora mismo dentro del núcleo imperial, y que provea de herramientas a quienes solidarizan con nosotrxs para resistir al complejo militar-industrial que está empeñado en el exterminio de nuestro pueblo.
Su prioridad debe estar en la comunicación clara e inequívoca de una serie de realidades. 2,4 millones de palestinxs son actualmente rehenes de los sionistas, que martirizan a miles con impunidad genocida. Todos los pasos fronterizos están cerrados. Los sionistas utilizan indiscriminadamente bombas y armas prohibidas internacionalmente en un campo de concentración densamente poblado y lleno de civiles atrapadxs. No hay agua ni electricidad. Las detenciones masivas de palestinxs en toda la Palestina histórica se suman a los cientos de detenidxs administrativxs encarceladxs sin cargos, que ahora sufren represalias adicionales por parte del régimen colonial. Los hospitales de Gaza —que ya son cementerios— también están en la mira, y al menos trece ya han sido atacados. Se ha confirmado la muerte de siete miembros de la prensa, y las emisoras de noticias sufren cortes periódicos debido a la falta de electricidad. Las ambulancias y la Media Luna Roja también son blanco de ataques deliberados. Se han destruido universidades y mezquitas. Familias enteras están siendo aniquiladas –al menos cuarenta y cinco de ellas según los informes de que disponemos. Y esto es sólo una pequeña muestra de lo que está sucediendo en Gaza en este momento, debido al apagón informativo que está siendo apoyado e instigado por la máquina genocida de los medios de comunicación occidentales.
Dicho todo esto, no queremos utilizar abstracciones para hablar de Gaza: cada historia es una historia de violencia y resistencia y de una hermosa vida ordinaria. Pero para hacerles justicia como es debido, habría que dedicarles toda una vida. Lo que sí podemos decir con certeza es que el pueblo palestino no se doblega. Ningún castigo colectivo por parte de la entidad sionista doblegará ni quebrará la voluntad de nuestro pueblo de vivir con dignidad. Sabemos por qué Gaza está en el punto de mira: porque es el corazón de nuestra resistencia. Y esa resistencia es una necesidad tanto estratégica como moral frente a la violencia comandada por el sistema sionista, ejercida desde el río hasta el mar, y que busca el exterminio del pueblo palestino. Por lo tanto, mantenemos lo mismo que el resto de nuestras hermanas y hermanos palestinxs: seguiremos luchando, y venceremos.
La demanda principal para cualquiera que esté dentro de Occidente, dentro del núcleo imperial, es oponerse al estruendo genocida que llevan a cabo tanto lxs dirigentes sionistas como lxs occidentales. El pueblo palestino de Gaza ha pedido que cese la campaña de bombardeos, que se ponga fin al bloqueo de una vez por todas y que entre la ayuda humanitaria. Pero también y más ampliamente, lo que pedimos a quienes desean ser solidarixs dentro de Occidente son tres cosas. En primer lugar, que luchen por medio de sus organizaciones, sus lugares de trabajo, sus comunidades y en las calles para exigir el fin tanto de la actual campaña genocida como de todo el sistema de colonialismo de colonxs que ha estrangulado a Palestina durante el último siglo. En segundo lugar, que pasen a la ofensiva: exijan sanciones contra el sionismo; no más armas, no más dinero, no más cobertura cultural o institucional. Queremos la total destrucción de la política de normalización de un sionismo que ha vuelto a mostrar su rostro al mundo. Por último, el comprender que la resistencia palestina es fundamentalmente justa y un medio de supervivencia para nuestro pueblo; no se detendrá en las próximas semanas y meses, y hay que estar preparadxs para no volver a flaquear.
La respuesta gubernamental occidental ha sido la carta blanca militar y económica y el apoyo material. Estas naciones han retirado gran parte de su ayuda exterior al pueblo palestino en un momento de crisis total; documentos filtrados sugieren que el Departamento de Estado de EE. UU. ha dado instrucciones a sus burócratas para que eviten hacer llamados a la desescalada o un alto al fuego. La visita del secretario de estado Blinken al primer ministro de la entidad sionista nacido en Filadelfia, mientras se inicia el genocidio de lxs palestinxs, es una afirmación del apoyo total del gobierno estadounidense y una garantía de que se pondrán a disposición de los sionistas recursos militares y de inteligencia. Dirigentes de la UE también han abrazado a los mercaderes de la muerte de la "Segunda Nakba", en un escabroso despliegue de fantasmagoría global de los colonos. Estudiantes y activistas están siendo detenidxs en las calles y los campus por su valiente defensa de la resistencia palestina. Alemania está llevando a cabo campañas de detenciones masivas y tratando de prohibir el movimiento para presxs palestinxs en su país; Inglaterra y Francia están tratando de prohibir símbolos y expresiones de solidaridad palestina. Las voces, en cuerpo y alma, de todxs ustedes son necesarias ahora.
Los medios de comunicación dan cobertura a todo esto: y nos convierten en unxs salvajes cuya eliminación es deseable. Pero el mundo está atento a sus programas, declaraciones y ensayos, y recordará su complicidad, al igual que hizo con Irak. Exigimos a los medios de comunicación locales y nacionales que se comprometan a informar honestamente sobre Gaza sin incluir el racismo y la manipulación diseñados para fabricar el consentimiento del genocidio, pero no nos hacemos ilusiones.
Palestinxs y árabes han comprendido desde hace mucho que el sionismo y el imperialismo occidental están íntimamente entrelazados. En su base, las dos ideologías buscan fundamentalmente las mismas cosas: la extracción de tierras y mano de obra árabes, la eliminación de la población palestina y el manto de un sistema militar y económico imperial que subyugue a lxs oprimidxs del mundo. La violenta respuesta colonial de la que estamos siendo testigos no es, por tanto, ni sorprendente ni aleatoria. Es más bien la respuesta "racional" y ordenada de un sistema regido por una lógica contrarrevolucionaria y anticomunista.
Tampoco se nos escapa la amarga ironía de que algunxs hayan decidido hablar ahora tras décadas de silencio. ¿Dónde estaban cuando Gaza fue sitiada por aire, tierra y agua hace dieciséis años, atrapando a una población de dos millones de personas, la mitad de ellas niñxs? ¿Dónde estaban cuando los sionistas implantaron controles de calorías para extender la desnutrición y la discapacidad? ¿Dónde estaban cuando dirigentes sionistas dijeron al mundo hace décadas que su intención con Gaza era extraer el máximo de dolor de una población civil, una vez más limpiar étnicamente a un pueblo que fue despojado de sus tierras y hogares hace setenta y cinco años, y que ahora se constituye el corazón de la resistencia palestina? Esta semana, las máscaras de estos pueblos han caído: así son las realidades de la revolución. Para quienes estén dispuestxs y preparadxs, tenemos un pañuelo palestino que ofrecer en su lugar.
Foto: Twitter. A pesar de la gran represión estatal, la población de Berlín, en Alemania, salió a la calle para apoyar a la resistencia palestina y oponerse al ataque genocida del régimen israelí contra Gaza.