Sus candidaturas llevan adelante la principal fuerza política del país, la Revolución Ciudadana del ex presidente Rafael Correa, y aseguran una clara alternativa para el pueblo ecuatoriano en el ejercicio de sus derechos democráticos en las elecciones del próximo año.
Esta victoria sólo se obtuvo gracias a la incansable lucha del valiente pueblo ecuatoriano, impávido en sus aspiraciones de paz, justicia y democracia, junto con la solidaridad organizada a escala planetaria.
"La comunidad internacional sabe que la candidatura de Arauz-Rabascall representa una de las mayores fuerzas políticas del Ecuador y es un contendiente clave para la victoria en las elecciones de febrero de 2021", escribieron al CNE miembros del Consejo de la IP. "Impedir que la principal oposición se presente a las elecciones sería una violación de la legislación ecuatoriana, una violación de los derechos fundamentales del Ecuador y una violación de las normas democráticas internacionales".
Yanis Varoufakis, diputado griego y miembro del Consejo de la Internacional Progresista, dijo: "El dictamen de hoy es una victoria histórica para la democracia en el Ecuador y para el movimiento de solidaridad que está creciendo en todo el mundo para apoyarla. Nuestras democracias están en condiciones críticas, amenazadas por lxs líderes autoritarixs y las fuerzas del capital que las apoyan. Nunca ha sido más crítico para las fuerzas progresistas unirse en su defensa. La Internacional Progresista y sus amigxs en todo el planeta se han movilizado para asegurar que el pueblo de Ecuador tenga su derecho a elecciones libres y justas. Estamos muy contentxs de que el CNE haya votado para respetar este derecho".
Si bien este es un vital paso hacia adelante, la lucha no ha terminado. La Revolución Ciudadana tendrá su lugar en las urnas, pero como hemos visto en Brasil y Bolivia en los últimos años, debemos estar constantemente vigilantes en defensa de la soberanía popular contra las fuerzas reaccionarias coordinadas.
Sin embargo, esta victoria crucial demuestra el poder del internacionalismo en nuestra época y la necesidad de una organización —una Internacional luchadora— dispuesta a ganarlo.
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